Page 16 - FANTASTICOS SUENOS
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mente durará hasta la medianoche.
Cuando el reloj de la torre haga so-
nar su última campanada, volverás a
ser Cenicienta y el encanto desapa-
recerá. Así que debes estar atenta a
la primera de las doce campanadas.
—Está bien —contestó Cenicien-
ta—. Tendré en cuenta lo que me
dices. Gracias por tu ayuda, hada
amiga.
La joven partió feliz en una lujosa
carroza de color naranja. Al llegar
a la puerta del salón, Cenicienta
estaba tan radiante y hermosa que
todos voltearon a mirarla. Ni su
madrastra ni sus hermanastras la
reconocieron. El Príncipe ya había
bailado con todas las jóvenes que
le presentaron. “Una es más tonta
que la otra”, pensaba y, meneando
su cabeza, fue a sentarse cerca del
Rey. Aunque no hablaron, su padre
comprendió cuán aburrido y de-
cepcionado estaba.
En ese momento Cenicienta
hizo su entrada. El Príncipe se
levantó de su sillón y fue a su
encuentro. “¿Quién será esta hermosa joven?”, se preguntaba. “No
viene acompañada”. Le hizo una reverencia y la invitó a bailar. To-
dos los asistentes curioseaban quién sería esa desconocida, pues
nadie la había visto nunca. Algunos pensaron que se trataba de
una Princesa de otra comarca.
Bailaron ante el enojo y la frustración de las otras jóvenes, pues el
Príncipe no volvió a mirarlas. De repente, Cenicienta oyó la primera
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