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Impacte en público
arrastrar a las masas diciéndoles algo, sus discursos no son una
sucesión de slogans más o menos convincentes. Los discursos de
Hitler son profundos, llenos de grandes ideas.
Hitler en Nüremberg, en sus grandes discursos culturales, habla-
ba a las masas de arte, de moral, de ética. Nada más falso que
pretender que las masas son y serán como son, y los líderes han
de ser como son y serán las masas. El papel del líder –oratoria– ha
de pretender elevar a esas masas, educarlas y lograr cambiarlas,
otro proceder sería tan absurdo como el misionero que para lograr
feligreses, reparte chocolate y abalorios.
Efectivamente tendrá sin duda muchos más seguidores, pero du-
rante mucho menos tiempo que aquel que se ha preocupado de
convencerles. Ser líder de una masa que no va a ninguna parte,
tiene tanto interés como comprar un coche sin motor.
Lo que sí es indudablemente cierto es que en una reunión donde
no existe previamente un responsable, es imposible sacar con-
clusiones, independientemente de que esté formada por gente
eminente o por estúpidos. Este es un fenómeno que no tiene su
origen en la masa, o en la gente reunida, sino en la organización,
pero que no deja de ser interesante constatar.
En todo caso, las masas pueden ser controladas por medio de la
disciplina. Hay masas más salvajes que otras. Al término de la
guerra mundial se puso de manifiesto este hecho y Francia e Italia
se pusieron rápidamente en cabeza de la brutalidad de las masas,
mientras que en países anglosajones o germánicos se produjo
una depuración igual pero en forma más civilizada.
Objetivos y funciones
de la comunicación de masas
La esencia de esta forma de comunicación está definida por la
naturaleza de su auditorio, de la experiencia y del comunicador.
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