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LAS INSTITUCIONES
Actitud: Disposición de áni-
mo manifestada de algún
modo.
Displicente: Que desplace,
desagrada y disgusta.
Suplicio: Grave tormento o
dolor físico o moral.
Si no puedes trabajar con amor
sino sólo con desgana, mejor
será que abandones el traba-
jo y te sientes a la puerta del
templo a recibir limosna de los
que trabajan con alegría.
Gibran Khalil Gibran,
poeta libanés. (1883-1931).
Actitud hacia el trabajo
Mira a tu alrededor y observa que las personas tienen dos maneras
de enfocar la actividad profesional. Hay gente que percibe su traba-
jo simplemente como una obligación que les aporta algún ingreso.
Y no hablamos de personas perezosas, pueden ser disciplinadas y
cumplir con las exigencias de su actividad.
La otra cara de la moneda son personas que piensan en su actividad
en función de los beneficios económicos que les reporta, pero que
encuentran además en sus tareas un ámbito de desarrollo personal:
se interesan por lo que sucede en la organización donde prestan sus
servicios, hacen su trabajo con entusiasmo y aprenden.
Afortunadamente predomina una actitud positiva. Una encues-
ta reciente revela que más de sesenta por ciento de la población
económicamente activa disfrutaría seguir trabajando aun cuando
su situación económica personal estuviera resuelta. Esto es conse-
cuencia, sin duda, de que sesenta y cinco por ciento de los entrevis-
tados declara que su trabajo es interesante.
Actitud y entorno
Seguramente encontrarás entre tus conocidos a personas que
comentan los inconvenientes de su trabajo: los pesados hora-
rios, los jefes displicentes, los compañeros poco solidarios…
Curiosamente, estas mismas personas esperan que sus hijos, por
ejemplo, tengan otra actitud hacia sus estudios. “Ellos no tienen
los problemas que yo tengo”, te dirán, sin reconocer la influencia
que su ejemplo ejerce en la formación de los menores.
La actitud es contagiosa, y no sólo en el círculo familiar. Los compa-
ñeros de trabajo, el equipo, la organización, reflejan el ánimo y el
interés con que realizamos nuestra actividad. Todos hemos pade-
cido el suplicio de estar cerca de una persona indiferente, y goza-
do de la diferencia que supone el compartir el entusiasmo de un
compañero de trabajo alegre.
72 Desarrollo Integral