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ALIMENTARTE SANAMENTE
Desórdenes alimenticios
La dieta juega un papel significativo en la salud de todos los huma-
nos. El alimento es el combustible de esta máquina perfecta que
es tu cuerpo, y el desequilibrio entre combustible consumido y
energía utilizada resulta en desnutrición o en almacenes excesivos
reflejados como grasa corporal.
Sedentario:
Dicho de un oficio o de un
modo de vida: De poca agi-
tación o movimiento.
Hipertensión:
Condición médica caracteri-
zada por un incremento de la
presión arterial.
Colesterol: Molécula grasa
que se produce generalmen-
te en el hígado y los intes-
tinos o se ingiere con los
alimentos y cuya excesiva
acumulación ocasiona enfer-
medades cardiovasculares.
El modo de vida moderno, fundamentalmente sedentario,
no sólo provoca problemas en nuestra figura, sino que consti-
tuye además un grave riesgo para la salud: es causa probable de
enfermedades coronarias o del corazón, problemas respiratorios
y pulmonares, obesidad mórbida, diabetes, hipertensión, eleva-
dos niveles de colesterol, y, por si fuera poco, afecta también la
capacidad intelectual.
Adicionalmente, se considera que una persona sufre trastornos de
la conducta alimentaria cuando tiene una excesiva preocupación
por su peso y por la comida que consume. Los más frecuentes, y
hoy tan conocidos, son la anorexia y la bulimia.
Algunos factores que favorecen el desarrollo de los trastornos
alimenticios son:
•
Baja autoestima.
•
Dificultad para resolver conflictos o problemas.
•
Dificultades en las relaciones personales.
•
Modelos de belleza exageradamente delgados promovidos
por los medios de comunicación.
Para prevenir que tú o alguno de tus seres queridos padezca
problemas asociados a la alimentación, te sugerimos:
•
Asociar el éxito y el bienestar interior a la salud física.
•
Promover el valor de la alimentación saludable.
•
Aprovechar el momento de las comidas para el encuentro
y el diálogo familiar o amistoso.
•
Nunca utilizar los alimentos como consuelo, premio o castigo
con los hijos (más aún si son pequeños).
Un estudio hecho en niños de
siete a doce años, con diferen-
tes pesos incluyendo algunos
delgados y otros obesos, mos-
tró que en promedio todos con-
sumían más o menos el mismo
número de calorías por día. Se
descubrió que la variación en el
peso se debía a que los obesos
comían menos calorías por las
mañanas y más por la noche,
exactamente al contrario que
los niños delgados.
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