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DINÁMICA DE LA SOCIEDAD
Para saber más…
Sociedad medieval
Cuando se menciona la época medieval,
ese periodo histórico que transcurrió de los
siglos v al xv en Europa, acuden siempre a
nuestra mente imágenes de castillos y ba-
tallas en las que valientes caballeros hacen
frente a graves peligros por el honor de sus
damas o su rey. La literatura, y luego el
cine y la televisión, han dejado grabada en
la cultura popular estos temas a los que
con frecuencia se agrega la actividad de
magos y brujas, o de criaturas fantásticas
como dragones, hadas y duendes.
Un experto francés en la historia de esa
época, Robert Fossier, nos recuerda que,
más allá de leyendas, durante ese largo
periodo floreció y evolucionó una sociedad
con características que pueden sorpren-
dernos, aun cuando son antecedentes direc-
tos de muchas de las formas en las que se
organizan nuestras sociedades actuales.
Es verdad, había caballeros, pero esta
condición no la tenía más de uno de cada
diez ciudadanos. Entonces, ¿cómo vivía la
gente común? Adalbero de Laón, un sabio
del siglo xi apuntaba que la sociedad debía
estructurarse en tres órdenes: oratores
(los que rezan, el clero, la iglesia), bellato-
res (los que combaten, guerreros, nobleza)
y laboratores (los que trabajan, el pueblo).
Debido a la importancia que se les asigna
en los documentos históricos, sabemos más
de la vida de los nobles y los monjes que de la
de la gente común de aquella época. Sin em-
bargo, hay datos que nos acercan a algunos
conocimientos interesantes. Por ejemplo,
sabemos que debido a los riesgos de salud
que presentaban las fuentes de agua en la
época, debían usar vino para acompañar
sus comidas, y se calcula que —hombres y
mujeres— bebían entre uno y tres litros
diarios de este líquido.
Las grandes ciudades, como Londres,
Barcelona o Florencia, maravillaban a quie-
nes las visitaban por ser poblaciones que
contaban hasta con cincuenta mil habitan-
tes. París, la mayor urbe de la época, tenía
doscientos mil. Era ese un mundo de agri-
cultores, que creían que Dios los colocaba
en la condición en la que nacían, por lo que
ni siquiera imaginaban cambiarla.
Negociación
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