Page 55 - LUGARES FANTASTICOS
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Una vez allí, el fiel Juan sugirió ir solo a buscarla, prometiéndole al
Rey regresar con ella.
Cargando una bolsa con algunos de los preciosos objetos,
Juan se dirigió al palacio de la Princesa del Tejado de Oro.
En el patio de la entrada, una joven que llenaba dos cubos
de oro con agua, le preguntó quién era; una vez que el
presunto mercader se lo explicara y le mostrara los objetos,
la joven lo llevó ante la Princesa.
—¡Son preciosos! Te los compro todos
—exclamó la Princesa, entusiasmada.
—Lamentablemente, no me pertenecen
—contestó Juan—. Solo soy el criado de un
rico mercader que me espera en su barco.
—Ve y dile que envíe todo a mi palacio.
—Imposible, querida Princesa
—replicó Juan—. ¡Hay tantos objetos,
y algunos son tan grandes, que
tardaríamos meses en traerlos!
Juan trataba de despertar la
curiosidad de la Princesa, ¡y lo logró!
—Entonces, acompáñame al
barco de tu amo. Quiero ver esos
tesoros de inmediato.
Cuando el Rey la vió llegar
sintió que el corazón se le salía
del pecho por la emoción. ¡Era
mucho más hermosa que en
la pintura! La hicieron pasar al
interior de la nave y ella no paró
de hacer comentarios sobre
todo lo que iba pasando por
sus manos.
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