Page 153 - LUGARES FANTASTICOS
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—¡Oh, precioso, maravilloso! —exclamó el ministro—. ¡Qué dibujos
y qué colores! Desde luego, diré al Emperador que me ha gustado.
—Nos enorgullece —respondieron los dos sastres, dándole los
nombres de los colores y describiéndole el diseño. El viejo memorizó
las explicaciones para poder repetirlas al Emperador; y así lo hizo.
Entonces, los estafadores pidieron más dinero, seda y oro, para
seguir elaborando el suntuoso traje. Todo fue a parar a sus bolsillos,
pues ni una hebra se empleó en el telar, y ellos continuaron, como
antes, trabajando en las máquinas vacías.
Los comentarios de los habitantes del reino
acerca de la magnífica tela no paraban, así que el
Emperador quiso verla con sus propios ojos antes
de que la sacaran del telar. Seguido de varios
personajes escogidos, entre los cuales figuraba
su viejo ministro, se encaminó al taller de los
pícaros.
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