Page 130 - LUGARES FANTASTICOS
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Aunque la Princesa bajó la cabeza en señal de respeto, no podía
aceptar a esas hermosas aves, porque no cantaban. De repente, en un
arrebato, el Emperador sacó su pañuelo de seda y espantó asustado ruiseñor.
al
Todo cambió en el palacio a partir de ese momento: Litay Fo
enfermó de tristeza y soledad; el Emperador recorrió los más extraños
países en busca de regalos para su hija, pero ella ni siquiera los miraba.
Angustiado, el soberano llamó a todos los médicos de su imperio.
—Nada podemos hacer por su hija —le hicieron saber los últimos
médicos que la vieron—. En cambio, si el Emperador desea curarse de
su sordera, tenemos el remedio: deberá aplicarse sobre sus oídos el
corazón caliente de un ruiseñor.
—¡Busquen de inmediato un ruiseñor! —ordenó el Emperador.
El ruiseñor amigo de Litay Fo ya no
se posaba en el árbol donde se habían
conocido, por temor a ser espantado
por la guardia imperial. Sin embargo,
permanecía no muy lejos del lugar,
esperando volver a ver a la joven
cuando paseara por el jardín.
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