Page 129 - LUGARES FANTASTICOS
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La Princesa le prometió ser su amiga
y acordaron verse todos los días, a la misma
hora y en ese mismo lugar.
Así, durante meses, el ruiseñor cantó solo para deleitar a la joven.
Pero un día de invierno, el ave llegó más tarde de la hora acostumbrada,
tiritaba de tal manera que Litay Fo se compadeció y decidió
protegerla del frío en sus habitaciones. La bondad de la princesa fue
recompensada con los gorjeos maravillosos de su amigo que se oían
por todo el palacio, aunque el Emperador no disfrutaba de ellos.
Cierto día, el Emperador entró en el cuarto de su hija y al ver al
pequeño pajarillo descansando entre sus manos, la reprendió:
—¡Litay Fo! ¿Te has atrevido a dejar entrar en tus habitaciones a
este sucio pajarillo sin consultármelo? ¿No te basta con los pájaros de
hermosos colores que he puesto en nuestro jardín?
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