Page 83 - FANTASTICOS SUENOS
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Tan bonitos eran aquellos zapatos, que en cuanto un caminante los
vio exhibidos en el escaparate pagó más de su precio real. El zapatero y
su mujer no cabían de gozo. Su suerte había cambiado.
—Con este dinero podré comprar cuero suficiente para hacer dos
pares más —dijo el zapatero. Y así lo hizo. Al igual que el día anterior,
cortó las plantillas de cuero y dejó todo preparado para terminar el
trabajo al día siguiente.
De nuevo se repitió el milagro. Por la mañana encontró dos pares de
zapatos, cosidos y terminados, puestos sobre su mesa
de trabajo. También esta vez hubo clientes dispuestos
a pagar grandes sumas de
dinero por un trabajo de tan
buena calidad.
—¡Con este dinero
podremos llenar la alacena
con cuanto alimento se nos
ocurra! —exclamó la mujer,
entusiasmada.
—Y podré seguir fabricando los
mejores zapatos del país —agregó
el marido.
Y así, el zapatero continuó
noche tras noche cortando las
plantillas y dejando todo listo
para trabajar al día siguiente; y
siempre ocurría lo mismo: todo
el cuero que el hombre dejaba en
su taller amanecía convertido en
precioso calzado.
Pasó el tiempo, la calidad de los
zapatos del zapatero se hizo famosa
y nunca le faltaban clientes, ni dinero, ni
comida en su mesa, ni finos muebles en su casa.
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