Page 73 - FANTASTICOS SUENOS
P. 73
Cuando la puerta se abrió, Karen se sorprendió al ver que el
malvado hombre era el mismo mendigo limpiabotas que había
encantado sus zapatillas rojas.
—¡Qué bonitas zapatillas rojas! —exclamó—. ¡Seguro que se
ajustan muy bien al bailar! —Le guiñó un ojo a Karen—. Déjame
verlas más de cerca.
Al tocarlas, las zapatillas rojas se detuvieron y Karen dejó de bailar.
Al llegar a su casa, las guardó en una urna de cristal y cada día que
pasaba agradecía no tener que bailar con sus zapatillas rojas.
69