Page 71 - FANTASTICOS SUENOS
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Al terminar la ceremonia, Karen salió de la iglesia y sintió un
cosquilleo en los pies. ¡Qué sorpresa! Las zapatillas rojas se pusieron
a bailar con movimientos sincronizados. Los allí presentes miraban
extrañados a Karen, pero ella no podía dejar de bailar; le resultaba
imposible manejar sus pies que no dejaban de moverse.
Pasaron los días y Karen seguía bailando y bailando sin parar.
Sentía que sus fuerzas disminuían con el paso de las horas, y no
la abandonaba el arrepentimiento por no haber obedecido a su
protectora y haber sido tan ingrata con ella.
—¡No aguanto más! —gimió de pronto Karen, desesperada—.
¡Tengo que quitarme estas zapatillas!
Por más que lo intentó varias veces, no logró zafar los pies de
esos locos zapatos. Entonces, bailando llegó a un pueblo cercano
donde vivía un hombre muy famoso, tanto por su habilidad para
desprender cualquier cosa pegada al cuerpo, como por su maldad.
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