Page 66 - FANTASTICOS SUENOS
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Simbad, el marino, entregó cien monedas de oro al joven Simbad
y éste dio su palabra de regresar al día siguiente. Muy temprano, el
joven llegó.
—En este nuevo viaje —continuó el anciano su relato—,
contamos con la mala suerte de naufragar también. Llegamos días
después a una isla habitada por una tribu de caníbales; el jefe me
ofreció a su hija y me casé con ella. Pasados unos días ella murió y
como la costumbre de los nativos era enterrar también al esposo
vivo, escapé de la isla cargado de tesoros.
Cada día, Simbad, el marino, entregaba cien monedas de oro al
joven Simbad para que escuchara sus relatos; de esta manera Simbad,
el cargador, se enteró de la forma en que el anciano emprendió sus
múltiples aventuras y lograba superar las dificultades.
También, conoció las historias de cómo muchas veces se
hizo rico y, una y otra vez, perdió su fortuna.
El anciano Simbad se dispuso a contar
la última de sus aventuras a Simbad,
el cargador, quien lo escuchaba
atentamente:
—En mi
último viaje
fui vendido
a un traficante de
marfil quien me asignó
la difícil misión de cazar
elefantes. Uno de éstos
me persiguió furioso.
Tuve que subir a
un árbol, pero el
enorme animal,
con su poderosa
fuerza, lo sacudió
haciéndome volar
por los aires hasta
caer en su lomo.
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