Page 64 - FANTASTICOS SUENOS
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arrastrar por la corriente aferrado a una tabla, hasta llegar a una
playa en donde fui rescatado por otra embarcación que venía hacia
Bagdad.
Simbad, el cargador, callado, escuchaba con atención la historia
que fue interrumpida por el anciano, quien le entregó cien
monedas de oro y le pidió que volviera al día siguiente. Así lo hizo
el joven y el viejo prosiguió con sus relatos:
—Nuevamente subí a un barco en busca de aventuras y un día, al
desembarcar, me quedé dormido y el navío zarpó sin mí… Caminé
sin rumbo hasta llegar a un lugar lleno de diamantes; así que llené
un saco con ellos y esperé, hasta que un águila me atrapó por la
espalda y me sacó de ese lugar.
De nuevo, el relato de Simbad, el marino, se interrumpió y
el anciano le entregó al joven Simbad otras cien monedas, no
sin antes pedirle que regresara al día siguiente para continuar.
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