Page 67 - FANTASTICOS SUENOS
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Jamás se detuvo y me llevó hasta
un cementerio de elefantes,
para que viera que allí había
suficiente marfil como
para evitar la matanza
de sus compañeros.
Enseguida, llevé a
mi amo y expliqué
que el marfil que
había encontrado
lo haría muy rico.
En agradecimiento,
me dejó en libertad
otorgándome regalos
suficientes para
iniciar una nueva
vida.
— ¿Y de nuevo se
embarcó en busca de nuevas aventuras? —preguntó el joven
Simbad.
—Te equivocas, regresé a Bagdad y desde entonces no he vuelto
a navegar. Ya has conocido las dificultades de mi vida: he viajado,
sufrido y padecido. Ahora vivo tranquilo y gozo de placeres; pero
nada fue ganado sin trabajo.
—Quise que conocieras mi historia para que valores los trabajos por
los que has tenido que pasar. Así, cuando la vida te ofrezca bienestar y
comodidades, disfrútalos sin olvidar de dónde vienes y quién eres.
—Está en lo cierto —respondió Simbad, el cargador,
entusiasmado—, el trabajo duro no es una maldición y ahora sé
que puedo seguir trabajando con alegría. Le agradezco que haya
compartido sus aventuras conmigo.
Desde entonces, Simbad, el marino, y Simbad, el cargador, se
hicieron grandes amigos, compartieron historias y la vida les pareció
más amable disfrutando de su mutua compañía.
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