Page 42 - FANTASTICOS SUENOS
P. 42

Ya le quedaban pocas cerillas por encender. En su última visión,
una anciana la saludó sonriendo. Creyó que era su abuela, quien
había muerto hacía tiempo.
—¡Abuelita! —exclamó la niña—. ¡Has venido a buscarme!
Llévame contigo, por favor. ¡Tengo hambre y hace mucho frío! En
el cielo, donde tú estás, las cosas deben ser mejores que aquí.
Como todo lo que imaginaba terminaba al apagarse la llama, la
niña fue encendiendo, una tras otra, las cerillas que le quedaban.
No quería que esta vez su abuelita desapareciera rápidamente sin
llevarla consigo.
Amaneció un nuevo día: la Navidad había llegado. La gente que
pasaba frente al portón se detenía al ver a esa niña de pies azules
y mejillas rojas por el frío, con restos de cerillas y cajitas vacías
tiradas sobre la nieve. Había muerto.
—¡Pobrecita! —exclamaban algunos—. Ha querido calentarse
con cerillas, pero de nada le sirvió.
38


















































































   40   41   42   43   44