Page 28 - FANTASTICOS SUENOS
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Por la tarde, cuando Kay regresó a su casa, vio varios copos de nieve
que giraban alrededor de su azotea hasta tomar la forma de una
hermosísima figura blanca. “¡Debe ser la Reina de las Nieves!”, pensó el
niño y asustado entró en su casa. Al día siguiente trató de encontrar la
bella figura, pero el sol ya había derretido la nieve.
Pasaron los meses y un día, al regresar del colegio, Kay vio brillar
algo en el suelo: era un pedazo del espejo del geniecillo. Cuando
lo levantó y lo metió en su bolsillo, su corazón se heló y perdió la
capacidad de sentir; Kay, que era un niño agradable, se convirtió en
un ser burlón y despiadado.
Meses después, cuando llegó otra vez el invierno, el niño fue a
pasear en trineo; de pronto, uno más grande que el suyo, tirado por
un musculoso caballo blanco y conducido por una hermosa mujer,
se detuvo ante Kay.
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