Page 30 - FANTASTICOS SUENOS
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—¡Kay, Kay! —gritaba angustiada, mas no recibía
respuesta del niño. De pronto, el bote la llevó hasta una
casita en cuya puerta esperaba una mujer que la acogió con
gusto porque añoraba la compañía de un niño. Gerda paseó por
los jardines floridos, pero ninguna flor supo de Kay, así que pasado
un buen tiempo se marchó de allí para seguir buscándolo.
Las aventuras de Gerda fueron innumerables, pero al fin, un día
llegó a la cueva de unos malandrines y la hija de uno de ellos la puso
en contacto con un reno que la llevó a Laponia, donde vivía la Reina
de las Nieves.
Al llegar a una casa modesta, el reno relató a su dueña la
desaparición de Kay y la búsqueda incansable de Gerda.
—Esta niña es muy valiente —afirmó la mujer, y llevándose a un
rincón al reno le dijo al oído—: Kay está en el palacio de la Reina de
las Nieves, pero es preciso sacarle el pedazo de cristal del corazón para
que se aleje del poder de esa mujer y vuelva a ser el de antes.
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