Page 161 - FANTASTICOS SUENOS
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la inscripción en letras doradas que decía: “El dorado se desluce,
pero el cuero queda”. Finalmente, el pequeño entró en la habi-
tación del anciano.
—Muchas gracias por el soldado de plomo, amiguito —dijo
el viejo, emocionado—. Y mil gracias también por tu visita.
—Mis papás dicen que vives muy solo.
— ¡Oh! —sonrió el anciano —, no tanto. A menudo vienen a
visitarme los viejos recuerdos, y hoy has venido tú. No puedo
quejarme —se retiró en busca de unos caramelos.
— ¡No aguanto más! —se quejó el soldado de plomo desde
un viejo armario—. Esta casa está sola y triste, no es como la
tuya donde hay risas y mucho amor.
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