Page 160 - FANTASTICOS SUENOS
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El niño, después de escuchar esas palabras, envolvió una de las
figuras y se la dio al criado del anciano:
—Oye, ¿podrías llevarle uno de mis soldados al señor de la casa?
Sé que está muy solo.
El viejo, conmovido con el detalle del pequeño, lo invitó un día a
su morada. Feliz, el niño corrió a cumplir con la cita después de pe-
dir permiso a sus padres. Cuando entró, todos los objetos, y hasta
las mismas paredes, parecieron cobrar vida: estaban todos alegres
por la visita. El chiquillo no perdía detalle en su recorrido, por eso
observó un salón con los muros cubiertos con cuero de cerdo y leyó
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