Page 149 - FANTASTICOS SUENOS
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a casa y les había llevado a sus padres las más bellas flores del
bosque.
Ricitos de Oro aún dormía cuando llegaron los habitantes
de la casita. La familia de osos había salido a dar un paseo
por el bosque mientras se enfriaba la cena.
El más grande y gordo era el padre; la mediana era la
madre, que vestía delantal; y el más pequeño sin duda era su
hijo. Al ver las cucharas en desorden, el padre exclamó:
— ¡Alguien probó mi sopa!
—La mía también —dijo la madre.
—Y se comió la mía —lloró el osezno, triste.
Los tres osos se miraron sin saber
qué pensar ni qué decir. El padre,
tratando de calmar a su
hijito, le dijo:
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