Page 147 - FANTASTICOS SUENOS
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regreso. Entre los árboles vio una casa pequeña, y movida por la
curiosidad llamó a la puerta. Nadie respondió, así que Ricitos de Oro se
atrevió a entrar.
La mesa estaba puesta como para una cena. Había tres platos con
sopa: uno grande, otro mediano y uno pequeño; como tenía mucha
hambre porque no había comido en todo el día, tomó una cuchara y
probó la sopa del plato grande.
— ¡Ay, por poco me quemo! —exclamó Ricitos de Oro.
Luego probó la sopa del plato mediano.
— ¡Uf, está fría! —protestó de nuevo la niña.
Entonces, probó la sopa del plato más pequeño.
— ¡Mmm, sabe bien! Me la comeré toda.
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