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La preparación de la intervención en público
Es fundamental reconocer la importancia del lugar donde se es-
tablece una conversación, ya que determina el tipo de personas
que pueden estar con usted o también el tipo de evento en el cual
se deben demostrar sus dotes de buen conversador.
No es apropiado en la mesa hablar de enfermedades, de hospi-
tales, de accidentes, de imágenes repugnantes o hacer comen-
tarios groseros y reprobantes. Si se encuentra con su familia, es
importante compartir en la mesa ciertos aspectos positivos de
la vida familiar, los logros destacados del día de cada miembro,
por ejemplo.
En muchos casos los temas de trabajo, salvo en almuerzos o
desayunos de trabajo, deberían dejarse a un lado. Tampoco suele
ser un tema muy ameno y adecuado contar las aventuras y logros
personales que opaquen la participación de las otras personas en
la conversación.
Hay ocasiones en las que tenemos que hablar en público, tanto
por necesidad (cuestiones laborales, como la presentación de un
proyecto, por ejemplo), como por petición expresa de amigos,
familiares, etcétera. (por ejemplo hablar en un funeral, en un
homenaje, etcétera).
Si tenemos que hablar en público, debemos “conocer”, en cierta
medida, qué es lo que el público espera oír, y estar a la altura de
las circunstancias. Si en nuestra intervención tenemos que citar
algunos nombres, es conveniente apuntarlos para no olvidarlos o
confundirlos, para ello es importante acudir a ayudas audiovisuales
y fichas recordatorias, que veremos en un capítulo más adelante.
Si hablamos sobre otras personas, y si es el caso destacarlas
por diferentes razones, debemos acudir a los elogios, dentro de
la mayor sinceridad posible, sin caer en el abuso excesivo de las
alabanzas.
Se debe procurar no hablar demasiado de personas o situaciones
ajenas al tema expuesto.
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