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Tenga en cuenta la presentación
Hacer deporte frecuentemente es la mejor manera de descargar
las tensiones. No olvide la máxima: Mente sana en cuerpo sano.
Quien practica algún tipo de ejercicio goza de mejor salud, lo que
se manifiesta en una vida más dinámica, pensamiento más ágil,
buen estado de ánimo e inteligencia viva, gracias a una buena
irrigación del cerebro. Estas condiciones lo predisponen muy bien
para la expresión. Además, el deporte da disciplina y enseña a
ver las cosas deportivamente. El deportista es amigo de los retos
y los asume con seriedad, ánimo y entusiasmo.
Hablar en público es un reto, y la mejor forma de afrontarlo es
preparando y generando un plan con optimismo y sin sentido
trágico. Usted haga su mejor esfuerzo. Asumir su intervención
deportivamente significa dar lo mejor de sí para que salga bien,
y no desanimarse si las cosas no resultan como esperaba. La
próxima vez saldrán mejor.
Esta es la actitud más relajante, e indudablemente la más sana
de cuantas se pueden asumir en este tipo de actividades.
No pensar demasiado en lo que nos atemoriza brinda buen resul-
tado. Para ello, ayuda el distraer la atención pocos minutos antes
en alguna actividad ajena a la intervención, por ejemplo, leer un
libro o charlar con alguna persona. Pero la clave de todo está en
la confianza en sí mismo.
No se trata de sentirse autosuficiente, porque caería en la pedan-
tería o en la vanidad, sino de ser consciente de tener la capacidad
de hacer bien su intervención.
Todos podemos hablar en público; hacerlo no es difícil, porque
estamos hechos para comunicarnos con los demás, y el hombre
es el ser más expresivo del universo. Es algo inexorablemente
unido a la vida, igual que respirar.
Para dominar los nervios no hay que hacer nada raro, ni autosu-
gestionarse ni lavarse el cerebro todas las mañanas con máximas
y consignas como “yo puedo”, “yo soy capaz de todo”, “tengo el
mundo a mis pies”, ni cosas por el estilo.
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