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Tenga en cuenta la presentación
Efectos de una
intervención pública
Muchos expositores, sin importar su experiencia, sufren ciertos
efectos físicos anteriores y/o posteriores a la exposición. Es una
sensación normal que muchas veces parte de una característica
propia de la naturaleza humana: sentir miedo o timidez.
El miedo es controlable, al igual que todas sus manifestaciones
corporales. Una persona recia y disciplinada es capaz de contro-
lar el miedo y hacerle frente a cualquier situación difícil. Esto es
parte del desarrollo de la personalidad, independientemente de
su manera de ser. Sin embargo, no siempre –o no todos– estamos
habituados a encarar este tipo de situaciones y no nos basta con
el deseo de tranquilizarnos para hacerlo efectivamente. Para esos
casos hay varios consejos de utilidad.
La dosis de nervios es buena siempre que pueda canalizarse ade-
cuadamente. Todos aquellos que tienen que enfrentar público lo
experimentan y algunos dicen que, aun después de mucho tiempo
de práctica, tienen una sensación de esas características en el
arranque de su discurso.
El lado positivo es que los nervios previos a una exposición frente
al público nos motivan, nos ayudan a preocuparnos anticipada-
mente por preparar bien nuestro trabajo, a fortalecer y entrenar
nuestra concentración. En este caso, y solo en este, los nervios son
sinónimo de rendimiento. Si observa que no le motivan, entonces
sí tendrá que hacer un examen exhaustivo al respecto.
¿Cuáles son los motivos del temor anterior a la exposición?
•
Creer que será imposible dominar el tono y la expresión.
•
Bloquearse y sentir la sensación de actuar de modo ridículo.
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