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Formas discursivas del lenguaje
La ciencia es útil porque busca la verdad; la ciencia es eficaz en la provisión de herra-
mientas para el bien y para el mal. El conocimiento ordinario se ocupa usualmente de lograr
resultados capaces de ser aplicados de forma inmediata; con ello, no es suficientemente
verdadero, y por tanto no puede ser suficientemente eficaz. Cuando se dispone de un cono-
cimiento adecuado de las cosas, es posible manipularlas con éxito. La utilidad de la ciencia
es una consecuencia de su objetividad: sin proponerse necesariamente alcanzar resultados
aplicables, la investigación los provee a la corta o a la larga. La sociedad moderna paga
la investigación, porque ha aprendido que ésta [sic] rinde. Por este motivo, es redundante
exhortar a los científicos a que produzcan conocimientos aplicables: no pueden dejar de
hacerlo. Es cosa de los técnicos emplear el conocimiento científico con fines prácticos, y los
políticos son los responsables de que la ciencia y la tecnología se empleen en beneficio de
la humanidad. Los científicos pueden, a lo sumo, aconsejar acerca de cómo puede hacerse
un uso racional, eficaz y bueno de la ciencia.
Pero la ciencia es útil en más de una manera. Además de constituir el fundamento de
la tecnología, es útil en la medida en que se la emplea en la edificación de concepciones
del mundo que concuerdan con los hechos, y en la medida en que crea el hábito de adoptar
una actitud de libre y valiente examen, en que acostumbra a la gente a poner a prueba sus
afirmaciones y a argumentar correctamente. No es menor la utilidad que presta la ciencia
como fuente de apasionantes rompecabezas filosóficos, y como modelo de la investigación
filosófica.
En resumen, la ciencia es valiosa como herramienta para domar la naturaleza y remodelar
la sociedad; es valiosa en sí misma, como clave para la inteligencia del mundo y del yo; y es
eficaz en el enriquecimiento, la disciplina y la liberación de nuestra mente.
Por: Mario Bunge
Pautas y recomendaciones:
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Según su estructura y manera de expresión, al convertirse en palabra el lenguaje puede
catalogarse en dos grandes formas: verso y prosa.
Dentro de la prosa se puede optar por cinco formas diferentes de expresión, según sea
la intención comunicativa y el manejo estructural del lenguaje: narración, descripción,
enunciación, exposición y argumentación.
En la narración, tanto al escribirla como al leerla, el centro debe estar en los hechos o
acontecimientos que se generan y les suceden a unos personajes, entidades de acción
o actuantes.
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