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Respuestas
Ejercicio 11
1. Complete las oraciones del siguiente texto con
el artículo determinante que corresponda:
Los significados de la palabra yoga
La palabra yoga, al tener dos raíces sánscritas
reconocidas, ofrece dos significados posibles: uno
es “meditar”, o ‘entrar en trance’ (como el Samádhi
Yoga), y el otro es “unir”.
Con este último sentido, la palabra sánscrita yoga y
la inglesa yoke se consideran como de raíz común;
y este sentido del yoga parece ser el más general-
mente aceptado por los yoguis.
vigilancia. En sólo [sic] una hora terminaron con
una fama de inviolable que hasta el lunes había
conseguido asimilarla a Fort Knox, donde se guar-
dan las reservas de oro de los Estados Unidos”.
Noticia tomada del diario Clarín del 7-9-94
4. Escriba oraciones utilizando todos los
artículos determinantes e indeterminantes:
Trabajo libre
2. Complete las siguientes oraciones con
el artículo indeterminante que corresponda:
En un lugar casi desconocido, una joven mujer
trabaja la tierra sin recibir ni un peso por su tarea.
Si una de mis hijas trabajara, no tendría que sufrir
cada mes.
Unos descansan y otros trabajan arduamente.
Tengo muchas ganas de tomarme unas vacaciones
en la costa.
Un valor que me gusta encontrar en los demás es
el respeto.
3. Complete el siguiente texto, colocando los
artículos (determinantes o indeterminantes) que
correspondan:
“Dos encapuchados robaron en Tiffany joyas por
US$1.250.000
Ni las puertas de acero, ni las ventanas a prueba
de balas, ni las cajas de caudales que resisten has-
ta la dinamita, y menos los sofisticados sistemas
de alarma, sirvieron para defender de los ladrones
a la joyería más famosa del mundo. Dos de ellos,
muy profesionales como los definió la policía, no
sólo [sic] se llevaron un lote de 300 joyas sino
también las cintas de vídeo de las cámaras de
Ejercicio 12
Coloque los artículos (determinantes o indeterminantes)
y las contracciones que falten en el
siguiente texto literario:
“Me estremeció una noticia que leí esta mañana
en el diario; la recorté y la guardé en uno de los
cajones de mi archivo, entre esos tantos retazos
que en estos años me han ayudado a vivir.
Una mujer, en un crudo invierno, apenas con una
remera y un pantalón, se escapó del Hospital Psi-
quiátrico con el deseo de ir a buscar a su compa-
ñero. Aprovechando la distracción del maquinista,
robó una locomotora y, haciéndola funcionar sin
dificultad, comenzó su odisea. Él había trabajado
en el ferrocarril y le había enseñado a conducir
trenes y ‘muchas cosas más’.
‘Si ustedes supieran lo que es el amor, me dejarían
seguir’, le decía al oficial que la detuvo y, mientras
la llevaba a la comisaría, con llantos desesperados,
gritaba: ‘¿Vos nunca hiciste nada por amor?’.
¡Cuánto más humanos son estos gestos que los
de tantos individuos que corren por la ciudad
enceguecidos con sus proyectos!
He querido rescatar esta historia de entre mis pa-
peles, ya que de alguna manera, cuando el razona-
miento nos conduce al borde de la psicosis colectiva,
estos actos son lo más parecido a una salvación”.
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