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GENERAR CONOCIMIENTO
Lectura
Inteligencia artificial
Reflexionar acerca del pensamiento, de la
forma en que sucede y de las secuencias
(sucesión de pensamientos) que llevan a la
extracción de una conclu-
sión racional, es una cues-
tión que ha fascinado al ser
humano desde que tuvo la
capacidad de analizar en
forma compleja.
La pregunta, en el fon-
do, es si algún mecanismo
no humano, una máquina,
es capaz de reproducir el
proceso de pensamiento,
y entonces convertirse en
un ente pensante. Algunos
filósofos afirman que el
concepto de inteligencia
artificial estaba presente
ya en los antiguos filóso-
fos griegos, dando como referencia a un
diálogo de Sócrates en el que afirma que
si conoce las reglas características a la
ejecución de acciones misericordiosas, él
sería capaz de juzgar si cualquier acción
contiene o no esa virtud.
Se dice que ya en el siglo ii antes de Cris-
to, Ktesibios de Alejandría, siguiendo estas
ideas inventó algunos mecanismos neumá-
ticos. Un científico de la isla española de
Mallorca, Ramón LLull, explicaba, en el año
1110, que conociendo a fondo sus pecu-
liaridades, el razonamiento podía reprodu-
cirse artificialmente. A este genio le faltaba
la tecnología necesaria para llevar a cabo
pruebas que demostraran su teoría.
El desarrollo de los len-
guajes para computadoras
en el siglo xx, provocó que
la discusión acerca de la re-
producción de la inteligencia
cobrara importancia. La pre-
gunta en ese momento era:
¿los procesos que usan las
máquinas para resolver pro-
blemas, pueden ser conside-
rados inteligentes? En 1950,
el científico inglés Alan Turing
desarrolló una prueba que
lleva su nombre. En ella, un
juez, un ser humano, envía
algunas preguntas a otra
habitación en la que se en-
cuentran un ser humano y una computadora.
Las preguntas pueden ser respondidas por
la máquina o por el hombre, y el juez debe
descubrir cuáles respuestas son humanas,
y cuáles son de la máquina.
El razonamiento que hay detrás de esta
prueba es: “debe ser inteligente aquello que
parece inteligente”. Algunas máquinas han
superado la prueba de Turing. Pero aún hay
incógnitas. Las emociones, por ejemplo. ¿Pue-
de una máquina sentir? Y la más importante,
¿pueden las máquinas aprender? Sin duda el
futuro aún nos depara muchas sorpresas.
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