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ENFOQUES PARA LA SOLUCIÓN DE PROBLEMAS
Para saber más…
Sentido de pertenencia: cultura
Hemos dedicado nuestra atención a con-
flictos y problemas, y a algunos modos en
que pueden solucionarse. Mencionamos
también el contexto, que no es más que el
entorno en que cada hecho sucede. Piensa
ahora en ti, en la persona que soluciona las
dificultades. ¿Crees que en la resolución de
los inconvenientes influyen las característi-
cas del individuo que los enfrenta?
Por supuesto que sí. Cada conflicto o
problema estará sin duda afectado por las
particularidades de quien debe enfrentarlo. Y
no únicamente por sus capacidades específi-
cas, sino por la cultura de ese individuo.
En el pasado, se entendía por cultura al
estudio o manifestación de algunas cualida-
des refinadas del intelecto, y se generaliza-
ba el concepto para englobar el producto de
esas capacidades en una sociedad, como
resumen de las expresiones representativas
de un pueblo: su arquitectura, pintura, es-
cultura o literatura. En ese sentido se dice
“cultura maya” o “cultura china”.
Hoy el concepto de cultura se ha amplia-
do, y con él se designa no sólo a las mani-
festaciones artísticas, se incluye también
a las ideas, las instituciones, costumbres,
hábitos, valores, leyes y normas. La cultu-
ra ya no se entiende como algo de lo que
uno pueda apropiarse (hacerse culto), sino
que es el resultado de los significados que
las personas compartimos con nuestra
comunidad.
Al tiempo en que interactuando con los
demás y con tu entorno obtienes informa-
ción, que sin duda reflejarás en la forma en
la que solucionas conflictos y problemas, tu
propia actividad genera también significados:
aportando tu forma de ser, creas cultura.
Tu familia, la empresa donde trabajas,
tu comunidad, sin duda te influyen, pero
inevitablemente son también un reflejo de
ti. Son circunstancias, sí, pero circunstan-
cias que tú creas: perteneces a ellas, pero
ellas también te pertenecen. Son obra tuya.
Tu actuación las ha moldeado, y diariamente
las modificas. Para ejemplificar basta ima-
ginar el orgullo que sentiría el más humilde
de los artesanos que contribuyó a levantar
las pirámides de Giza en Egipto, si supiera
la admiración que aún despierta en nosotros
su obra, más de cuatro mil quinientos años
después de construida.
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