Page 63 - LUGARES FANTASTICOS
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de una invasión de murciélagos y vengo de Asia de desterrar una
plaga de mosquitos que enloquecía a un pueblo. Ustedes están
llenos de ratas; yo les cobraría mil florines por desterrarlas…
—¿Mil florines? —repitieron en coro el alcalde, los ediles y los
vecinos—. Si nos libras de las ratas te pagaremos ¡cincuenta mil!
El Flautista, aprobado por todo el pueblo
de Hamelín, emprendió de inmediato
su tarea. Salió a la calle principal, tomó
su flauta y soplándola le arrancó tres
notas estridentes; de repente, se oyó un
ruido que pronto se convirtió en
estruendo porque de todos los
lugares comenzaron a salir
miles de ratas de diversos
tamaños y colores.
El Flautista no cesaba
de tocar mientras
recorría las calles,
seguido por un
ejército de roedores
que bailaban al ritmo
de la música.
Al llegar al río las ratas
cayeron en sus aguas,
incapaces de detener su
alocada carrera.
Todas se ahogaron.
Solo una, enorme, pudo
alcanzar la otra orilla donde
se hallaba su país natal:
Ratilandia.
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