Page 51 - LUGARES FANTASTICOS
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—¡Cállate! —exclamó el caracol—, y sigue
acaparando con tus flores la atención de todo el que
pasa, yo en cambio, no necesito elogios de nadie. Así
estoy bien.
Y diciendo esto, el caracol se metió de nuevo en su caparazón.
—Yo no puedo esconderme —dijo el rosal al ver la actitud del
caracol—, pero me siento orgulloso de mis rosas; con ellas las
personas se demuestran amor, con su aroma evocan momentos
agradables; por ello, algunas guardan mis pétalos. Esos momentos
son inolvidables.
Pasaron los años, el rosal y el caracol terminaron sus ciclos de vida,
pero otros de su misma especie repitieron una y otra vez la historia.
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