Page 30 - LUGARES FANTASTICOS
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—No veo más que al sol que ilumina el paisaje. ¡Oh, veo una
polvareda, alguien viene! —Agitaba los brazos—. ¡Hermanos,
nuestra hermana los necesita!
—¡Baja ya —gritaba Barba Azul—, se me está agotando la
paciencia!
—Voy en seguida. —La joven
seguía atenta a lo que
pasaba en el exterior—:
Ana, ¿son nuestros
hermanos?
—Veo dos jinetes
que se acercan.
¡Alabado sea Dios!
—exclamó—, son
ellos y ya me vieron.
Se dirigen hacia
aquí.
Barba Azul lanzó
un grito tan fuerte
que toda la casa
tembló. La pobre
mujer, atemorizada,
bajó y se arrojó a
sus pies, bañada en
lágrimas.
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