Page 93 - FANTASTICOS SUENOS
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El burro, que ya estaba en la puerta, pateó al bandido. Al
levantarse, el asustado hombre oyó un fuerte sonido:
—¡Quiquiriquííí! ¡Quiquiriquííí!
El bandido volvió al bosque y contó todo a sus secuaces:
—¡Una bruja se ha apoderado de la casa! Apenas entré me echó
encima su apestoso aliento y luego, con sus largas uñas,
me arañó la cara. Al salir, me desgarró la pierna con
sus largos dientes y afuera, ¡un monstruo peludo casi
me rompe los huesos a garrotazos! Pero lo peor fue
escuchar los gritos estruendosos de la bruja: “¡Qué
quiere aquííí! ¡Qué quiere aquííí!”. ¡No sé cómo logré
escapar vivo de ese ser maligno!
A partir de esa noche, los bandidos jamás
volvieron a la casa, y como los cuatro músicos
de Bremen se sentían a sus anchas en ella, se
quedaron a vivir ahí para siempre.
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