Page 19 - FANTASTICOS SUENOS
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La madrastra se desmayó y las hermanastras gritaron indignadas.
— ¡Es imposible! —decían—. ¿Cómo no nos dimos cuenta de
que se trataba de Cenicienta?
El Príncipe se llevó a Cenicienta en su carruaje y la paloma salió
volando y se posó sobre el hombro de la doncella. Desde ese día,
fueron los seres más felices de la Tierra.
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