Page 142 - FANTASTICOS SUENOS
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— ¡Rapunzel, mándame tu trenza!
El Príncipe, sorprendido, vio cómo caía desde lo alto una trenza
dorada y la bruja subía por ella. ¡Esa era la manera de llegar hasta la
muchacha de la hermosa voz! Tan pronto se fue la bruja, el Príncipe salió
de su escondite, se acercó a la torre y repitió las mismas palabras:
— ¡Rapunzel, mándame tu trenza!
La joven la lanzó y el Príncipe escaló. Rapunzel quedó muda al ver
que quien estaba a su lado no era la bruja sino un hombre desconocido,
e intentó esconderse. Con dulzura, el Príncipe le explicó que su voz lo
había cautivado y le pidió que se casara con él. Sin dudarlo un instante,
ella aceptó.
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