Page 119 - FANTASTICOS SUENOS
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—¡Pobrecilla! —El Príncipe no pudo decir más y se retiró, triste. Fue
tal su enamoramiento que pronto cayó enfermo.
Los médicos opinaron que solo podría curarse con un pastel
amasado por la mujer que él amaba. Entonces, su padre el Rey
ordenó que todas las jóvenes prepararan un pastel
dulce y lo llevaran al palacio. Las jovencitas
de inmediato pusieron a prueba
sus mejores recetas.
Piel de asno, al igual que todas, preparó un rico pastel, pero sin
darse cuenta perdió su fino anillo dentro de él. El Príncipe, en el
momento de comer, encontró la joya y ordenó que buscaran a la
dueña, quien además había preparado el pastel más delicioso. Cuando
la encontraron fue llevada ante el Príncipe.
Piel de asno llegó al palacio con un vestido brillante como el sol, obra
de la varita mágica que le había dado el hada madrina. El Príncipe, al
verla, recuperó la salud y, con la aprobación de sus padres, a los pocos
días la desposó. A su boda asistió el padre de la Princesa, curado de su
locura porque en un reino vecino encontró una bella dama con la que
se casó. Así fue como las dos parejas vivieron eternamente felices.
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