Page 117 - FANTASTICOS SUENOS
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Ante esta nueva decepción, el hada madrina propuso una tarea aún
más difícil:
—Pídele a tu padre la piel del asno que tantas riquezas le ha dado al
reino. ¡Eso no lo hará jamás!
Así lo hizo la joven y cuál no sería su sorpresa cuando su padre,
ansioso por cumplir su deseo, le entregó la piel del asno al que le
debía toda su fortuna.
Entonces, la Princesa decidió huir cubierta con la piel, no sin antes
ensuciarse la cara con hollín de la chimenea. Lucía tan fea que nadie
quería hablarle y mucho menos hospedarla en su casa.
—¡Aléjate de aquí, pordiosera! ¿No te das cuenta de que apestas? —
le gritaban al pasar.
“¿Será que nadie me podrá ayudar?”, se preguntaba la Princesa.
Caminó mucho hasta llegar a otro reino. Allí, una granjera la recibió
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