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Análisis de lectura y escritos
Nada de esto tiene que ver con cuánto aman los padres a sus hijos. Todos los aman y
desean lo mejor para ellos, pero algunos padres tienen una mejor idea sobre qué es necesario
decir o hacer para lograr lo mejor. Saben que el niño necesita escuchar palabras y preguntas
repetidamente y en oraciones significativas, también saben que dejar frente a la televisión
a un niño de dos años durante tres horas continuas es más perjudicial que benéfico. En
muy pocos años, cuando sea tiempo de leer, esas cifras juegan un papel importante, pues
la frecuencia con que un niño haya encontrado una palabra influirá en la rapidez con que
pueda decodificarla y comprenderla.
¿Había una diferencia en la clase de oraciones que escucharon los niños?
Los niños del grupo de profesionales escucharon 32 cumplidos por hora, los del grupo
de obreros, un promedio de 12, y los del grupo de pobres, sólo [sic] 5 frases estimulantes
por hora. Imagine el impacto que representa para la autoestima y la confianza de un niño
escuchar 32 frases positivas por hora. ¡Una cada dos minutos!
Los niños del grupo de profesionales escucharon el menor número de negativas por hora,
5, frente a 7 que escucharon los hijos de los obreros y las 11 de los niños de familias pobres
subsidiadas. Esto significa que la mayoría de los niños estadounidenses en alto riesgo ha
escuchado un total de 104.000 frases estimulantes y 228.000 negativas a los cuatro años.
Mientras que un hijo de padres profesionales llega a la puerta del preescolar pensando que
es un triunfador, el niño lleva la frase “no puedo” grabada en su cerebro, porque esto es lo
que las personas mayores le han dicho por años.
El mensaje de Meaningful Differences (Diferencias Significativas) es claro: la diferencia
en la vida de los niños no está en los juguetes que tengan en casa, sino en las palabras que
lleguen a sus oídos. Lo menos costoso que le podemos dar a un niño, además de un abrazo,
resulta ser lo más valioso: las palabras. No se necesita un empleo, una chequera o incluso
un título de educación media para conversar con un niño. Tristemente, no he escuchado
a ninguno de los que en el país llaman “candidatos a la educación” referirse al informe
Meaningful Differences.
El efecto inmediato de esta brecha en el vocabulario se evidencia cuando el niño inicia
el preescolar. Dos importantes estudios referentes al vocabulario de los estudiantes entre
primero y tercer grados muestran que los niños provenientes de grupos familiares con ingresos
altos tienen 30 a 50% más de vocabulario que sus pares de familias con bajos ingresos, por
ello decodifican y comprenden las palabras más rápido y leen más, así amplían aún más la
brecha que los separa. Para que un niño de familia pobre subsidiada recupere el terreno que
ha perdido antes de llegar al quinto grado, necesitaría aprender 170 palabras nuevas cada
semana del año escolar, adicionales a las 116 que se supone debe aprender… una tarea
intimidante, por decir no más.
“MANUAL DE LA LECTURA EN VOZ ALTA”
Capítulo Uno: ¿Por qué leer en voz alta? Jim Trelease.
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