Page 87 - T6-Analisis
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Ejercicio 15
Lea el siguiente texto en voz alta y luego conteste el cuestionario que aparece al final.
“¿Si los niños no nacen con palabras en la cabeza,
por qué algunos aventajan a otros en vocabulario?”
La conversación es la fuente principal para el desarrollo del vocabulario, pero las conver-
saciones varían enormemente de un hogar a otro. Consideremos los reveladores descubri-
mientos de los doctores Betty Hart y Todd Risley, de la Universidad de Kansas, a partir de
su investigación en torno a los primeros años de vida de los niños.
La investigación, publicada bajo el título Meaningful Differences in the Everyday Experience
of Young American Children (Diferencias Significativas en la Experiencia Diaria de los Jóvenes
Niños Norteamericanos), empezó como respuesta a los niños de cuatro años matriculados en
la escuela laboratorio de la Universidad. Ya se conocían los perfiles de muchos de los niños
y algunos tenían un desarrollo muy superior mientras que otros estaban muy atrasados. Los
niños fueron evaluados a la edad de tres años y luego a los nueve y las diferencias persistían.
¿Qué originó estas diferencias tan temprano?
Los investigadores comenzaron identificando 42 familias normales – estables, sin pro-
blemas de drogas, alcoholismo o abuso sexual – que representaban tres grupos socioeconó-
micos: pobres subsidiados, obreros y profesionales. Cuando los niños tenían siete meses, los
investigadores empezaron a visitar sus hogares una hora mensualmente y continuaron sus
visitas durante dos años y medio. Durante cada visita, el investigador grabó y anotó cualquier
acción y conversación que tuviera lugar en presencia de los niños.
A lo largo de 1.300 horas de visitas, los investigadores acumularon 23 millones de bytes
de información para la base de datos del proyecto y clasificaron cada palabra pronunciada
en presencia de los niños (sustantivo, verbo, adjetivo, etc.). Incluso definieron el tipo de
oraciones usadas con los niños y las organizaron en tres categorías diferentes:
* Pregunta (“¿Puede encontrar la pelota?”)
* Afirmación (“¡Eres muy inteligente!”)
* Prohibición (“¡Deja eso, niño tonto!”)
El proyecto encontró algunas sorpresas: sin importar el nivel socioeconómico, las 42 fa-
milias dijeron e hicieron las mismas cosas con sus hijos. En otras palabras, el instinto básico
de ser buenos padres está en la mayoría de personas, ricas o pobres.
Luego, los investigadores recibieron la información impresa y observaron las “Diferencias
Significativas” entre las 42 familias.
Cuando se proyectó a cuatro años el número diario de palabras escuchado por cada grupo
de niños, los de cuatro años de edad de familias profesionales habían escuchado 45 millones
de palabras; los hijos de los obreros, 26 millones y los niños de familias pobres subsidiadas,
sólo 13 millones. Los niños de los tres grupos entraron el mismo día al preescolar, pero los
de un grupo habían escuchado 32 millones de palabras menos, lo cual es una gigantesca
diferencia.
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