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VIGILAR LOS AVANCES
Autoevaluación
Cuando se trata de tus metas personales, sin duda eres tú el me-
jor juez de los avances que consigas. Si has definido tus metas con
claridad y tienes a la mano los indicadores que señalan tu progre-
so, la tarea no debe ser difícil. Sin embargo, es muy conveniente
que observes las siguientes reglas en el momento en que decidas
evaluar el resultado de tus acciones:
Euforia:
Estado de ánimo propenso
al optimismo.
Serenamente:
Apacible y sosegadamente,
sin turbación física o moral.
Generalizar:
Considerar y tratar de mane-
ra general cualquier punto o
cuestión.
•
Busca hacerlo en un momento adecuado para una reflexión pro-
•
•
•
•
funda.
Aún y cuando te propusieras fechas específicas para hacer tu
propia evaluación, evita hacerlo en momentos en que tu estado
de ánimo se encuentre decaído, pues puedes tener la tendencia
a ser demasiado duro contigo mismo. No evalúes tampoco tus
logros en momentos de euforia, es posible que encuentres las
cosas mejor de lo que realmente están.
Concéntrate en analizar tu propia actuación. Es verdad que
otros pueden influir en los resultados que obtengas, pero analiza
serenamente esas influencias. No hay héroes ni culpables. Tú
conduces tu propia vida.
No generalices tu calificación de los avances. Concreta tus
apreciaciones.
No conviertas la evaluación de una meta en un juicio de tu per-
sona. Avanzar de acuerdo a lo previsto –o más lentamente– en el
proceso de logro de tus metas, es precisamente eso y nada más.
No eres “bueno” por el hecho de conseguir una meta, o “malo”
por retrasarte en hacerlo. En cualquiera de los dos casos sigues
siendo un ser humano capaz de hacer las cosas siempre mejor.
Finalmente, nos parece importante insistir en que preveas también
el ofrecerte a ti mismo incentivos. Según adviertas tus progresos,
cómprate una prenda de vestir, un disco o un libro, o toma un día
libre. Comunica a los tuyos porqué lo haces. Organiza un convivio
cuando hayas conseguido alguna meta. Celebra lo que consigues,
lo mereces.
Hay hombres que luchan
un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año
y son mejores.
Hay quienes luchan muchos
años y son muy buenos.
Pero hay los que luchan
toda la vida.
Esos son los imprescindibles.
Bertolt Brecht (1898-1956),
poeta y dramaturgo alemán.
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