Page 134 - CUADERNO-4
P. 134
–Así es, majestad. Usted mismo puede
ver que el hilo le ha traído hasta ella.
Ante la insistencia de la bruja, el emperador
se sintió tan ofendido y lleno de rabia, que la
pagó con la chica. Se acercó a ella y le dio tal
empujón que el bebé se le cayó de los
brazos, se dio directo contra el suelo
y se hizo una herida con forma de
luna en la frente. Después, mandó
que sus soldados apresaran a la
bruja y la expulsaran de su reino.
–¡Infame bruja embustera! ¡Espero
que no vuelvas por aquí!
El emperador se fue furioso. Ni
siquiera tuvo compasión por el
pequeño que lloraba sin consuelo
en el regazo de su afligida mamá.
Pasaron veinte años y el emperador
fue haciéndose viejo. Sabía que su
obligación era casarse y fundar una
familia, pues el reino necesitaba
un heredero al trono. A pesar de
sus esfuerzos, todavía no había
encontrado a ninguna mujer
apropiada con la que tener hijos.
132