Page 23 - CUADERNO-1
P. 23

–¡Abran, abran! –decía mientras golpeaba
fuerte la puerta–. ¡Soy mamá!
Los cabritos recordaron los consejos de su madre
y miraron por debajo de la puerta. Orgullosos
de su obediencia le gritaron al lobo:
–¡Ya sabemos quién eres! Nuestra mamá tiene patas
blancas y tú las tienes negras y peludas... ¡Vete, lobo malo!
Frustrado por su fracaso, el lobo corrió a un molino
cercano y metió las patas en un saco de harina hasta que
le quedaron completamente blancas. Presuroso regresó a
casa de los cabritos y llamó una vez más a la puerta.
–¡Abran, hijos, soy mamá!
Al escuchar esa voz tan extraña y ronca, los cabritos
supieron que no era su mamá la que tocaba la puerta.
–Aunque tienes las patas blancas como mamá –dijeron
los cabritos–, su voz es dulce y melodiosa, no como
ese vozarrón tan feo y tosco. ¡Vete, lobo malo!
21

















































































   21   22   23   24   25