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LA MISIÓN DE SERVIR
En 1915, un visionario llamado Henry
Glessenber fundó la Cámara Junior y le
dejó a la humanidad una herencia de ser-
vicio, liderazgo y esperanza. Inspirados en
su ejemplo de vida, hay miles y miles de
personas que centran su vida en los idea-
les que deben guiar a los miembros de
esta Institución y que ojalá nos iluminaran
a todos: la fe, la justicia, la hermandad, la
libertad, el servicio y el humanismo.
Ideales que aparecen bien delineados en
el credo que deben practicar los que deci-
den formar parte de una Cámara Junior:
“Creemos que la fe en Dios da sentido y
objeto a la vida, que la hermandad de los
hombres trasciende la soberanía de las
naciones. Que la justicia económica pue-
de ser obtenida mejor por hombres libres
a través de la libre empresa. Que los go-
biernos deben ser de leyes, más que de
hombres. Que el gran tesoro de la tierra
reside en la personalidad humana y que
servir a la humanidad es la mejor obra de
una vida”.