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Sin embargo, ese puede ser un anhelo desviado porque a Dios no lo encontramos
volando o saliendo, sino entrando en nosotros mismos. Más aún, sin dejar de ver
a Dios como un ser que ama y es amado, Él mismo nos quiere hacer ver que so-
mos dioses, que somos el Cristo. Tus ansias por trascender se sacian al interiorizar
y no tienes que viajar a otro mundo sino a tu corazón y al de los demás.
CONCIENCIA Y FELICIDAD
El arte de vivir es tomar conciencia de que los seres humanos tienen conceptos
diferentes de la felicidad. Este asocia la felicidad al poder, otro al poseer, aquel al
placer, ese a la fama y muy pocos a la paz interior. La verdad es que no puedes
ser feliz si lo que haces va en contravía de lo que sientes y lo que piensas. Apóyate
en dos pilares: buena conciencia y coherencia. Así tienes paz en el alma y usas el
poder para servir, el poder para compartir y el placer para amarte y amar. La fe-
licidad no significa ausencia de problemas ni pide hechos espectaculares. Sé feliz
con el milagro de la vida, con el amor, con la presencia de Dios y con el encanto
de las cosas pequeñas. Eres feliz si eliges darte y dar, servir aquí y ahora, y ser para
todos un ser rico en bondad y transparencia.
Ilumina tu proyecto con la sabiduría de
don Miguel Ruíz, en su libro La maestría
del amor dice: “No te creas las mentiras
que te dices. Muchas no las elegiste, pero
te programaron para asumirlas. No te
creas cuando te dices que no eres bastan-
te bueno, bastante fuerte o bastante inteli-
gente. No te creas tus propias limitaciones
o dificultades, que no eres digno de amor
o de felicidad. No te creas nin-guna cosa
que te haga sufrir, no creas en tu desdicha
y no seas tu propio juez o tu propia vícti-
ma. Abre tus oídos y tu corazón, porque
más del 80% de lo que crees es mentira”.
El que ha perdido la fe,
ya no tiene nada más que perder.
Publio Siro