Page 22 - 3 Metas y logros
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“A quien más sabe es a quien más le duele perder el tiempo”. Dante Alighieri
Capítulo 2
el más productivo de los egoísmos.
Haga uso de esa sinergia toda vez
que pueda. Ahorrará muchas horas
en su vida.
7 Brindar tiempo al cuerpo
y a la mente
Covey utiliza una metáfora en la que
un leñador no afila su sierra para ga-
nar tiempo. Ese es el mejor ejemplo
de que si no le dedicamos tiempo
a nuestra propia “sierra”, formada
por nuestro cuerpo y nuestra mente,
si no los ejercitamos y los nutrimos,
pagaremos carísimo ese mal enten-
dido “ahorro”.
Quitando lo que sobra
Restringir la cantidad de horas diarias
de trabajo a entre cuatro y ocho es una
de las formas recomendadas para utili-
zar mejor el tiempo. Cuando la mente
registra la cantidad de tareas a realizar y
el tiempo máximo a emplear, reformula
métodos y elimina factores accesorios o
superfluos para hacer encajar una cosa
con la otra.
Piense en la perfecta utilización
de este, su presente. Cada hora,
cada minuto cuentan. A menudo
quisiéramos regresar al pasado para
rectificar errores, pero en el futuro
ese pasado será nuestro tiempo ac-
tual. Entonces, haga ya lo que deba
hacer. ¡Aproveche el presente!
Proponemos a continuación un
ejercicio metafórico para reafirmar
estos conceptos.
Una institución generosa
Imagine que hay un banco, que
cada día acredita en su cuenta per-
sonal, digamos, la suma de 86,400
pesos. Es la cifra que una institución
ha calculado que a usted le alcanza
para vivir.
Esa institución no pide que fir-
me ningún documento ni le exige
avales. Pero claro, no arrastra saldo
del día anterior ni le permite hacer
sobregiros. Al final de cada jornada
considera perdido el saldo a favor
que usted no haya gastado en un
buen propósito.
En esas circunstancias, ¿qué acti-
tud tomaría? Seguramente sacaría
hasta el último centavo del banco
cada día.
Ahora reflexione: cada uno de
nosotros es acreedor de esa cuen-
ta bancaria. Ese tesoro que nos es
dado se llama (¿lo adivinó?) tiempo.
Cada día se acredita en nuestra
vida la suma de 86,400 segundos.
Esas partículas de tiempo no se pue-
den acumular ni restar, y tienen vali-
dez solo durante el día en curso.
Lo único que nos pide la vida es
que los utilicemos y aprovechemos
al máximo. No es mucho pedir,
¿verdad?
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