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“Hay que atender no solo a lo que cada uno dice, sino también a lo que siente”. Cicerón
de su experiencia, usted debe apren-
der a escuchar”.
Es obvio que cuando no escucha-
mos con atención ni le dedicamos
el tiempo necesario a la tarea, la in-
formación que recibimos es general,
es incompleta o, peor aún, errónea.
Tal situación, en los distintos ámbitos
de nuestra vida —el laboral, el fami-
liar o nuestro círculo de amistades—
será sin dudas una fuente de conflic-
to permanente.
Comunicarse enriqUEce
Es común escuchar a los adoles-
centes quejarse de que sus padres
no los comprenden, dificultad que
también suelen plantear las parejas
como causa de sus desavenencias.
Lo cierto es que, más que incom-
prensión, lo que existe es desaten-
ción: no dedicarle al vínculo con el
otro el tiempo que se merece. O me-
jor dicho: no dedicarnos a nosotros
mismos el tiempo que requiere culti-
var las relaciones y las comunicacio-
nes interpersonales.
Manuel Marroquín Pérez y Aure-
lio Villa Sánchez, dos autores que
se han dedicado a estudiar qué sig-
nifican y cómo influyen en la vida
de las personas las relaciones con
los demás, dicen: “La comunica-
ción interpersonal es no solamente
una de las dimensiones de la vida
humana, sino la dimensión a través
de la cual nos realizamos como se-
res humanos… Si una persona no
mantiene relaciones interpersona-
les, amenaza su calidad de vida”.
Tan categórica afirmación es com-
pletada por los autores con una defi-
nición más extendida y general: “La
capacidad de comunicación interper-
sonal no debe medirse exclusivamen-
te por el grado en que la conducta
comunitaria ayuda a satisfacer las
propias necesidades, sino también
por el grado en que facilite a los otros
la satisfacción de las suyas”.
El tiempo que doy, me lo doy
Sopa de piedra
Una leyenda cuenta que unos viajeros
llegaron a una aldea pidiendo comida
pero nadie les dio. Tomaron entonces
una olla con agua e introdujeron en
ella una piedra. Los aldeanos les pre-
guntaban qué hacían, “sopa de piedra
— respondieron—. Pero necesitamos
algunos productos para agregarle”.
Cada uno donó algo a condición de
probar la sopa. Un rato después, toda
la aldea compartía la cena.
Así son la comunicación y el tiempo
dado al otro: una sopa más rica mien-
tras más ingredientes tenga.
Dicho de otra forma, el tiempo
que invertimos en escuchar, cono-
cer, comprender y hasta contener a
los demás es en verdad tiempo que
nos estamos dedicando a nosotros
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