Page 69 - LUGARES FANTASTICOS
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¿Sería posible que encontrara la manera de socorrerlo en su
miseria? Aunque no muy convencido, le dio lo que había pedido.
Una vez vestido y calzado, el gato colgó el costal en su hombro
y se dirigió velozmente a los zarzales, donde vivían muchos
conejos; llenó el costal con hierba y salvado, y se acostó en el suelo
simulando estar muerto. Al poco rato un conejito se metió en el
costal, feliz de haber encontrado tanta comida gratis. De inmediato,
el gato cerró el saco y lo dejó adentro. Luego, se dirigió al castillo
del lugar y pidió hablar con el Rey.
Cuando lo invitaron a pasar a la gran sala, hizo una gran
reverencia con su sombrero.
—¡Dignísimo Rey! Gracias por atender a este humilde servidor.
Vengo a traerte un conejo de campo que mi amo… —tosió
mientras le inventaba un nombre—, el Marqués de Carabás… ha
querido obsequiarte.
El Rey, muy halagado por el regalo del Marqués, lo
agradeció efusivamente.
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