Page 59 - LUGARES FANTASTICOS
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Pasados unos años, el Rey que ya tenía dos hijos
y un hogar feliz seguía extrañando a Juan.
—¡Qué no haría por volverte a la vida, fiel Juan! —
suspiró frente a la estatua.
—Majestad —le habló el fiel Juan—, si ese es tu deseo
deberás pasar una prueba difícil: sin que se entere la Reina
deja a tus hijitos esta noche fuera del palacio sin ninguna clase
de abrigo. Si resisten el frío, al clarear el día yo seré humano
nuevamente, iré por ellos y los llevaré a tu habitación.
Así lo hizo el Rey. Cuando despuntaron los primeros rayos
de sol del nuevo día, el fiel Juan entró en la habitación de los
Reyes con los niños de la mano. El soberano, feliz, le confesó
a su esposa lo sucedido y ella estuvo de acuerdo. Juntos,
vivieron felices.
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