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—Abuelita, ¿por qué tienes los dientes tan grandes?
—Para comer todo lo que me trajiste en esa cesta. —El lobo se
levantó y de un salto también quiso atrapar a Caperucita, pero la
niña al darse cuenta de sus malas intenciones corrió por entre los
muebles, esquivándolo, en medio de gritos.