Page 27 - LUGARES FANTASTICOS
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—He aquí —le dijo—, las llaves de los muebles que guardan mis
riquezas y también las de todos los aposentos. En cuanto a esta
llavecita, que es la del sótano, te prohíbo utilizarla. Abre todo, busca
hasta en el último rincón, pero no vayas al sótano; si llegaras a
hacerlo: despertarás mi furia.
Ella prometió cumplir sus órdenes al pie de la letra y Barba
Azul, luego de abrazarla, se marchó.
Enseguida, la joven, incapaz
de controlar
su curiosidad,
recorrió
todas las
habitaciones de
la casa y por último
fue al sótano. Bajó
con dificultad por una
angosta escalera y al llegar
a la puerta se detuvo pensativa;
aún recordaba la advertencia de
Barba Azul; pero no le importó y con la
llavecita pudo entrar.
Al principio no vio nada porque el lugar estaba
en penumbra, pero cuando su vista se familiarizó con la
semioscuridad, vio a varias mujeres acurrucadas, temblando
de miedo, incapaces de pronunciar palabra; se trataba de las
anteriores esposas de Barba Azul. Creyó que se iba a desmayar con
esa escena. Después de reponerse un poco, volvió a salir y cerró la
puerta. Subió a su habitación para recuperar un poco la calma, mas
no lo logró porque en ese preciso instante Barba Azul llegó de su viaje.
—¿Por qué regresaste tan pronto, esposo mío?
—Es que no dejo de pensar en ti, querida esposa.
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